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  • Foto del escritorJoseba Del Valle de Lersundi

RECUERDOS DE LA MEDIA VEDA


Como cuesta ver llegar el día y de repente, nos encontramos metidos en faena. La previa de la general ya está aquí, la media veda.


Recuerdo mis viajes a Burgos y Soria con mi padre en busca de las codornices como una aventura increíble. “Dormíamos” en una tienda de campaña la noche anterior, intentábamos hablar con los agricultores, para intentar sonsacarles algo de información, para acabar yendo, a las acequias que el año anterior, nos habían dado buenos resultados. Solíamos llevar el perro limpio y peinado, como si eso nos garantizara un par de codornices más. Al final nos íbamos con un bonito racimo de ellas y contentos recordando los lances del día. Que si el doblete, que si el tiro largo, el fallo clamoroso o la gran parada del perro.

También recuerdo los primeros días de septiembre mirando la climatología para ver si tocaba una noche de lluvias y una mañana bonita para ver alguna tórtola en los puestos del pueblo. Primeros sorteos de la temporada, primeras esperanzas y primeros fracasos. Teníamos la línea de Alza delante, solía ser buena señal escuchar tiros allí aunque muchas veces pareciera que de allí no pasara ninguna, ya que a nuestra línea no llegaban. De vez en cuando había suerte y entraban algunas de estas increíbles aves por los puestos. De vuelo rápido y de difícil caza, tras pasar la mañana en el puesto, solía ir por debajo de los árboles aplaudiendo a ver si conseguía levantar alguna más. Feliz era el día que te ibas con media docena a casa.



Jamás olvidaré aquel día de apertura que a falta de codornices en tierras navarras, decidí ir al atardecer, a ver si tenía suerte con algún ánade. Tendría 18 años y por no estar solo hasta la noche, me acompañó mi buen amigo Ardanaz. Nunca había ido de caza, pero me acompañó gustosamente. Nos acercó mi padre a unos juncos que cerca del rio Cidacos podía parecer un buen sitio. Algún cigarrito fumamos y cuando parecía que ya todo estaba terminado, se puso a gritar, un pato, un pato…lo recuerdo como uno de los mejores tiros de mi vida. De gritar un pato, un pato … pasó a gritar lo has matau. Recuerdo que fue un tiro largo y que el animal calló en una finca cerrada. Ardanaz, no falto de coraje, saltó la valla y se puso a buscarlo sin suerte. Estábamos tristes cuando mi padre vino a buscarnos, le contamos lo acontecido y cuando nos íbamos ya que mi padre vino con el perro, pensé ¿y si el tiro ha sido mejor de lo pensado y ha caído al otro lado de la finca? Ya era de noche fue soltar a espín, nuestro perro de aquel entonces, y encontrar mi primer ánade. Que ilusión me hizo. Un nuevo recuerdo para toda mi vida.

Tampoco olvidaré los ganchos a conejos, popurrí de perros sueltos y a ver quién tenía la suerte de poder ver alguno. Quizá era la que menos me gustaba de las diferentes formas de caza que practicaba en la media veda. Pero lo compensaban los grandes almuerzos, ya que nos juntábamos muchos cazadores y cada uno aportaba lo suyo.

Me encanta ver la caza como generador de bonitos recuerdos, por eso a comienzos de esta media veda, desde fiebre azul, os quiero desear la mejor de las temporadas de caza. Desde el respeto a los compañeros pero sobre todo al entorno que nos rodea, intentemos generar el máximo de bonitos recuerdos, que nos acompañaran el resto de nuestras vidas.


Un Saludo y buena caza

www.fiebreazul.com

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